Fray Leopoldo de Alpandeire (1864 – 1956), monje capuchino, nacido en la localidad de Alpandeire (Málaga). Hijo de campesinos humildes, ingresa por primera vez en un convento de Sevilla en el año 1899.
En 1914 se instala definitivamente en Granada donde vivirá hasta su muerte. En estos años se dedica, sobre todo, a la labor limosnera por todos los rincones de la ciudad. Fue muy querido por los granadinos, aunque también le tocó vivir los difíciles tiempos, de fuerte anticlericalismo, de la Segunda República y la Guerra Civil.
Finalmente, muere a los 92 años y es beatificado en el año 2010 por orden del Papa Benedicto XVI.
Vida de Fray Leopoldo de Alpandeire
¿Cuáles fueron sus orígenes?
Fray Leopoldo nació el 24 de junio de 1864 en Alpandeire (Málaga), municipio de la Serranía de Ronda, con el nombre de Francisco Tomás de San Juan Bautista. Fue el primero de cuatro hijos del matrimonio formado por Diego Márquez Ayala y Jerónima Sánchez Jiménez, campesinos humildes y devotos cristianos.
Según testimonio de sus vecinos, Francisco Tomás era un niño alegre, buen compañero, buen trabajador y gran devoto. Sus padres le inculcaron su profunda fe católica. Desde su juventud ya empezó a valorar la pobreza como expresión de vida interior, compartía comida con los más pobres y llevaba una vida ejemplar desde el punto de vista religioso.
¿Cómo fueron sus inicios en la vida religiosa?
Su padre alquiló unos terrenos en Ronda y fue allí donde Francisco Tomás en 1884, tras asistir a una beatificación, cuando decide tomar la vida religiosa y hacerse monje capuchino (monjes franciscanos observantes). Aun así, tuvo que esperar unos años.
Finalmente, y tras unos meses como postulante, consigue ingresar en un convento de Sevilla en el año 1899, llega a ser novicio, recibe el hábito y su nuevo nombre como Leopoldo de Alpandeire.
Sin embargo, su vida no cambia radicalmente al hacerse capuchino, sólo supone un cambio en su perfeccionamiento interior, ya que siguió trabajando en el huerto, rezando y prestando un generoso servicio a los pobres.
Una vez terminado su noviciado y hecha su primera profesión, residió durante breve tiempo en distintos conventos de Sevilla, Granada y Antequera. En el otoño de 1903 es destinado por primera vez a un convento de Granada, donde trabajó como hortelano, vivió en absoluto retiro y recibió sus votos solemnes, lo que supuso su consagración definitiva a Dios.
¿Cómo fue su vida en la ciudad de Granada?
Tras pasar cortos periodos en conventos de Sevilla y Antequera, regresa definitivamente a la ciudad de Granada en 1914 donde permanecerá más de cincuenta años hasta su muerte. Durante esta etapa fue hortelano, sacristán y limosnero. Sería esto último lo que lo caracterizaría. Acabó en mitad de las calles de la ciudad de la Alhambra caminando por todas partes, entre el ruido de sus calles, gentes y transportes, al estilo de San Francisco. Llegó a ser muy popular, ya que se acercaba a niños para explicarles el catecismo y a los mayores para hablar de los problemas y dramas diarios. Los granadinos llegaron a adaptar su nombre al dialecto de la zona, decían: “Ahí viene Fray Nipordo”.
Llevo a cabo la misma rutina durante más de cincuenta años como si fuese el primer día. Sin embargo, no todo fue color de rosas, ya que durante estos años le toco un fuerte periodo de agitación social y anticlericalismo. Eran los años de la Segunda república y la Guerra Civil, años en los que recibió numerosos insultos y amenazas: “vago”, “vagabundo”, “Trabaja en lugar de pedir” o “Te vamos a cortar el cuello”. Fray Leopoldo, contestaba haciendo uso de las palabras de Jesucristo: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
¿Qué rasgos podemos destacar de su personalidad y físico?
Como rasgos de su personalidad, podemos decir que sus contemporáneos hablaban de él como una persona encantadora, natural, discreto, humilde, sincero, reservado y modesto. De su físico, se puede decir que era de baja estatura, pero de constitución recia y vigorosa; una frente despejada, muchas arrugas que caracterizaron sus últimos años, y sobre todo una gran y poblada barba blanca.
¿Cómo fueron sus últimos momentos y su beatificación?
A la edad de 89 años sufrió una caída por las escaleras y se rompió el fémur. Tras ser ingresado en una clínica, regresa al convento y camina con ayuda de dos bastones, pero desafortunadamente ya no pudo salir más al exterior, dedicando sus últimos años a Dios y a la oración. Finalmente, muere tres años después, en 1956, a la edad de 92 años. Su muerte causó conmoción y los granadinos asistieron en masa a un multitudinario funeral.
Su santidad creció tras su fallecimiento, por lo que cada día 9 de cada mes, una gran cantidad de gente visita su sepulcro. Años después, en 2010, es beatificado en Granada por decreto del Papa Benedicto XVI.
¿Qué podemos ver de Fray Leopoldo en su localidad natal de Alpandeire?
En Alpandeire podemos visitar su casa natal adaptada para visitas turísticas, un monumento a su figura y un centro de interpretación dedicado a su persona. También cuenta con el nombre de una calle, así como una ruta de senderismo, en honor al camino que hacía Fray Leopoldo cuando volvía a Alpandeire desde Granada en tren (Estación de Jimera–Alpandeire).
Juan Manuel Lopez